Introducción
Nunca he ejercido de tutora pero tengo a mis espaldas más de treinta cursos en líneas (del CRIF, del INTEF, del CNICE, etc.) como alumna. Me gusta formarme y experimentar cosas nuevas, para mí pero también para mis alumnos.
He ido viendo en estos últimos diez años cómo ha evolucionado el papel del tutor, las exigencias a los alumnos, la calidad de la acción tutorial y demás actuaciones ligadas a la experiencia de aprendizaje en línea en entornos digitales.
Comunicación
Si queréis saber quién soy y qué pienso acerca de los canales de comunicación que se usan (y cómo se usan) en la acción tutorial, podéis volver a releer mis aportaciones en la primera entrada del blog que dedico al curso "Función tutorial en el aula virtual del Crif Las Acacias", en las que, sintetizando, venía a decir que creo firmemente que la ironía es un componente fundamental del aprendizaje, ya que desencadena la empatía.
Evaluación
El mayor desafío para mí, para ser tutor en un aula virtual, es que los alumnos aprendan divirtiéndose y que no pierdan nunca la motivación a aprender y actualizarse constantemente. De hecho, he aprendido que de los errores se aprende y no hay que subrayar los fallos, sino los aciertos. Mis reflexiones completas sobre la evaluación están recogidas en este post.
Colaboración
La actividad colaborativa dio como fruto una ayuda para el Taller en forma de imagen interactiva gamificada, hecha con Genially.
Pero más allá del producto final, tengo que resaltar todo el aprendizaje acumulado durante el proceso de creación: la colaboración, la ayuda mutua, el aprendizaje compartido, la gestión y organización de tiempos y objetivos comunes, etc. Valores añadidos que el ttuor debe saber transmitir a sus alumnos, porque se sabe que el trabajo en equipo es el que más quebraderos de cabeza da en un aula virtual.
Mis reflexiones sobre el trabajo colaborativo están recogidas en este post.
El papel del tutor
Lo que más motiva al alumno es, efectivamente, la guía que le proporciona el tutor. De esa manera el alumno no se pierde, se siente guiado, obtiene retroalimentación y puede mejorar sus trabajos gracias a las indicaciones del tutor. Por consiguiente, creo que el cometido fundamental de un tutor es el de inspirar, acompañar, mentorizar, motivar y apoyar: en unas palabras, guiar en el aprendizaje. Habrá que guiar de la mano a unos y a otros simplemente acompañarles y aconsejarles.
Con lo cual, la empatía, la capacidad de ponerse en la piel del otro, la flexibilidad y la cercanía, son cualidades imprescindibles en quienes se presten a esta labor: una mala contestación o un rigor demasiado estricto pueden llevar al alumno al abandono y el objetivo de aprendizaje ya no se cumple.
Además, el tutor tiene que ser una persona abierta, con ganas de aprender y de ponerse en juego continuamente: no puede y no tiene que ser alguien que lo sabe todo, también aprenden los tutores de los alumnos, el aprendizaje es mutuo y ambos se retroalimentan reciprocamente.
A modo de ejemplo incrusto a continuación una presentación de Begoña Ortega sobre los distintos tipos de alumnos y la correspondiente intervención tutorial en un entorno digital en clave irónica, ya que equipara un tutor a un superhéroe:
Tipos de alumnos e intervención tutorial en la formación e-Learning from Begoña Ortega Rogado. Licencia BY NC SA
Asmismo, el tutor tiene que ser un buen evaluador, como especifiqué en una infografía que hice con Canva para la tarea colaborativa y que enlazo aquí. Por supuesto tiene que saber manejar herramientas en línea para poder crear artefactos digitales y poseer una competencia digital bastante amplia como para poder resolver problemas, utilizar creativamente las TICs y potenciar el elearning. |
| Infografía hecha con Canva |
Mi experiencia
He aprendido que la disponibilidad es otra cualidad del tutor, ya que demostrarse dispuesto a ayudar en lo que haga falta también es importante a la hora de tutorizar un curso en línea.
Por supuesto hay tutores que se implican lo justo y los hay muy volcados, depende de la personalidad de cada cual y de su profesionalidad.
Por ello, el tutor tiene que ser un profesional del elearning, un mediador entre la plataforma digital (el espacio), el grupo (las personas) y los contenidos (las tareas). Todo un reto.
He aprendido mucho de la tarea colaborativa porque una cosa es diseñar actividades grupales y otras vivirlas desde dentro. Así que me resulta siempre muy enriquecedor analizar los patrones de intercambio, comunicación y colaboración que se establecen entre los miembros de un equipo con el objetivo final de realizar un trabajo conjunto.
He aprendido mucho y ahora solo falta poner en práctica el "saber hacer" (los trucos del oficio), porque a "ser", a estas altura de la vida, ya no se aprende. O se es, o no se es.
Este curso me ha dejado muchos interrogantes a los que intentaré dar solución poco a poco, porque me queda claro que el tutor no deja nunca de aprender, está en constante evolución, gracias también a las interacciones con sus tutorandos, ya que la relación les enriquece mutuamente:
¿Cómo se puede motivar al trabajo colaborativo? ¿Cómo mejorar el proceso del trabajo en equipo? ¿Es posible colaborar en línea? ¿La colaboración en línea es mejor o peor que la colaboración presencial? ¿Tiene que haber siempre un líder de equipo? ¿En los cursos tutorizados, puede haber equipos de trabajo espontáneos o son siempre gestionados desde las instancias que diseñan el curso? ¿El tutor tiene que intervenir en un equipo de trabajo? ¿Solo en los casos en los que no funcione o también cuando funciona?¿ El tutor se tiene que quedar al margen y supervisar desde el anonimato el trabajo de los equipos?
De momento contestaré a una: ¿Puede esta experiencia serme útil en el aula?
Por supuesto que sí, ya que la mayoría de las cualidades del tutor (empatía, profesionalidad, disponibilidad, etc) se pueden aplicar también a un buen profesor, cambia el medio y el canal pero no la sustancia.
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